¡Cuidado! No dejemos que nuestra democracia sufra un paro cardíaco… mi visión de las cosas

Existe una gran similitud entre nuestra situación actual y una de las peores situaciones que puede sufrir el cuerpo humano: un paro cardíaco. No hace falta escribir mucho para convencerlos sobre la gravedad del problema, sus terribles consecuencias, y sobre la necesidad de evitarlo a toda costa.

Si no tienen pensado leer el resto no los culpo, pero solo llévense esto en mente: Debemos evitar que continúe nuestra situación actual “La Parálisis Total”. No es casualidad que esto sea exactamente lo que sucede en el cuerpo humano durante un paro cardíaco, donde el sistema completo sufre daños irreversibles causados por la falta de acción de un músculo con un caos interno, y en un sentido muy real podría decirse que por falta de consenso.

Independientemente de las causas, y del cómo llegamos aquí, sepan y entiendan que la parálisis generada por el paro cardíaco sencillamente ¡debemos evitarla sin excusa alguna! Es el peor escenario posible, donde pagaremos el mayor costo y causaremos daños que son irreparables. Es el camino de confrontación por el que nos guía la política y no podemos darnos el lujo de transitarlo.

Paro cardíaco

El corazón bombea sangre al resto del cuerpo al contraerse y expandirse, en un ciclo bastante complejo que requiere de muchas piezas trabajando en conjunto y armonía. Este ritmo es guiado por pequeños impulsos eléctricos que llevan a todo el conjunto a moverse al mismo tiempo y en el mismo sentido, en perfecto consenso.

Durante un paro cardíaco se rompe esa armonía interna del corazón que coordina los movimientos normales del músculo. Cada pieza se mueve de forma independiente al resto, y sin importar su impacto sobre el funcionamiento del músculo como un todo, perdiendo el ritmo de cuándo expandir, y cuándo contraer. Esta falta de consenso lleva a la totalidad del conjunto a entrar en parálisis. Este video lo explica muy bien, pero advierto está en idioma “españoleto tío”.

A diferencia de lo comúnmente pensado, la parálisis del músculo no previene de la falta de movimiento, sino del movimiento caótico y dispar de sus piezas. En este caso la falta acción y la acción descoordinada generan el mismo problema y conllevan al mismo destino.

No hace falta escribir mucho para convencerlos de lo terrible que puede ser un paro cardíaco, los daños irreversibles que deja y de lo urgente que deben ser nuestra acciones para evitarlo a toda costa. Creo que al menos esto es algo en lo que todos podemos estar de acuerdo.

Nuestra democracia

Es con tristeza que observo una terrible similitud entre el estado actual de nuestra democracia y un paro cardíaco. Donde la polarización es tal que no nos permite estar de acuerdo ni en las cosas más básicas, y donde la única forma concebible de consenso es a través de la desaparición del otro bando. Sin darnos cuenta que en medio de la confrontación lo único que hemos logrado es la parálisis de nuestra sociedad como un todo.

Tal vez la conclusión más dura a la que debemos llegar es que nuestro problema no se soluciona siendo mayoría en unas elecciones, la solución no puede ser una opción por encima de la otra, más allá de cuál opción, porque en la práctica quedaríamos en las mismas. Siempre quedará alguien excluido, siempre quedará alguien sin ser escuchado y es entonces donde surge el paro cardíaco.

En mi opinión lo más preocupante de todo es la contradicción de quienes hablan de “Paz” y “Amor“ pero al mismo tiempo gritan “No volverán”, cuando desde mi óptica deberían decir “Ya que están aquí sentémonos a hablar porque el país con un problema cardíaco nos hacemos daño todos”.

¿Cuál es la solución?

Creo que si en algún momento logramos salir de éste problema será mediante una modalidad híbrida donde no solamente se incentiven las ideas, sino que activamente se procure mantener una diversidad mínima de propuestas que compitan en eficiencia, viabilidad y resultados, para nunca incurrir en el grave error de tener el sistema completamente paralizado por la falta absoluta de consenso. Imaginemos un gigante letrero que nos advierta sobre el camino que jamás debemos volver a recorrer:

Creo que los venezolanos debemos encontrar una forma de hablar de nuestras diferencias y reencontrarnos en aquello que nos une, más allá del discurso político… por un tema de salud de nuestra democracia.

Si le encuentras sentido a lo que hablo ayúdame a compartirlo y difundirlo, descarga la imagen como símbolo. Devolvamos la cordura a nuestra sociedad.

Para cerrar me permito parafrasear el siguiente pensamiento: “Más que un camino debemos buscar un horizonte, porque a él se puede llegar por muchos caminos” – Diego Arria.


Créditos por el arte de la imagen a http://elhadibrahimi.deviantart.com/